Este conflicto, que tuvo lugar entre 1991 y 1995, fue un conjunto de guerras civiles y étnicas tras la desintegración de Yugoslavia. En estos enfrentamientos murieron aproximadamente 130,000 personas.

La guerra involucró a diferentes grupos étnicos y religiosos (católicos, musulmanes y ortodoxos), y estuvo marcada por graves violaciones de derechos humanos, incluyendo genocidios y limpieza étnica.

Mi experiencia en la Guerra de Bosnia fue, sin duda, un viaje que cambió mi vida. Como testigo y fotógrafo, tuve el privilegio de estar en el centro de una historia que no solo hablaba de conflicto, sino también de supervivencia y resiliencia. Cada día era una nueva oportunidad para capturar momentos que reflejaban la lucha y la esperanza de las personas en situaciones extremas.

Recuerdo cómo la cámara se convirtió en mi mejor aliada; a través de ella, podía contar historias que necesitaban ser escuchadas. A pesar del caos a mi alrededor, encontré belleza en los pequeños gestos: una sonrisa entre lágrimas o un abrazo entre amigos perdidos. Estas experiencias me enseñaron que incluso en los tiempos más oscuros, siempre hay espacio para la luz y la humanidad. La Guerra de Bosnia no solo fue un capítulo difícil en mi vida; fue una lección sobre lo fuerte que puede ser el espíritu humano frente a las adversidades.