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Una ciudad Gótica.

Hace años recorrí las calles de Praga. Para mí, una ciudad nueva. Caminar sus calles estremece, te lleva de un plumazo a otra época, a otro mundo. A la Praga de Kafka y a la mítica primavera del 68. 

Recorrer sus callejones y perderse bajo sus luminarias, te remite también a la Praga de Koudelka y de Milan Kundera.

La insoportable levedad del ser, escrita en 1984. No podía haber tenido otro escenario que no fuera la arquitectura Gótica del medievo que domina el centro de esta hermosa ciudad.

Praga quedó atrapada entre dos mundos en medio de la guerra fría, su gente, su ambiente y su entorno son reflejo claro del choque de ideologías. Ya poco queda de la era soviética, salvo algunas horribles y monótonas construcciones. Su cerveza local es deliciosa.

Hoy Praga es una ciudad eminentemente europea que comienza a familiarizarse con el Euro y el consumo capitalista. Orgullosa de su historia y recientemente emancipada de una forma de ver el mundo, hoy su capital está llena de vida, y sus jóvenes disfrutan cada día su ciudad.

Praga es, desde hace años, la Capital de la República Checa en el corazón geográfico de Europa.

Esta ciudad tiene literalmente mil años, se fundó hace más de 10 siglos cuando fue sede del Reino de Bohemia y hoy cuenta con un millón y medio de habitantes aproximadamente.

Hitler la ocupó de 1939 a 1945 y después llegaron los rusos. Fue en 1993, cuatro años después de la caída del Muro cuando logró de manera pacífica su independencia para constituir al Estado Checo, hoy Praga es Patrimonio de la Humanidad y es una joya de la arquitectura mundial, sus puentes, su castillo, su reloj y templos la hacen única.

Aquí unas fotos que rescaté de mi celular.

Así es Praga, aquí un pedacito de ella.

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